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LIBIA

Situación

Desde el derrocamiento de Gadafi en 2011, Libia se ve sumergida en un profundo conflicto entre distintos partidos políticos, tribus y milicias que luchan entre sí por el poder y el control de las vastas riquezas de gas y petróleo del país.

El gobierno reconocido internacionalmente, que tras las elecciones de 2014 instaló su Parlamento en Tobruk, solo tiene un control frágil sobre la parte oriental del país, la región de Cirenaica.

El segundo poder principal en el conflicto es el Parlamento anterior, el Congreso General Nacional (CGN) que se negó a ceder sus escaños tras las elecciones y, apoyado en distintas milicias islamistas se apoderó de Trípoli, además de otros territorios en el noroeste del país. La alianza de milicias que funciona como las “fuerzas armadas” del CGN se conoce con el nombre Libya Dawn (El Alba de Libia). El 17 de diciembre de 2015, delegados de los dos parlamentos rivales de Libia, firmaron un acuerdo, con la mediación de la ONU, para formar un gobierno de unidad nacional en Libia. Unos días después, ese acuerdo fue aprobado por el Consejo de Seguridad de la ONU. La ONU y los países occidentales esperan que este acuerdo consiga la estabilidad y ayude a derrotar a los grupos yihadistas, así como controlar el flujo de refugiados a Europa a través del Mediterráneo.

Según el acuerdo, un Consejo Presidencial de nueve miembros debe formar un gobierno, siendo la Cámara de Representantes el órgano legislador principal y el Consejo Estatal el segundo, como una cámara consultativa. Este Consejo Presidencial nombró a los miembros del gobierno, que eran 32, el 19 de enero tras un retraso de 48 horas. Sin embargo, una semana después, el Parlamento de Tobruk votó en contra del gobierno propuesto, y se anunció que un nuevo gobierno sería anunciado en 10 días. El 8 de febrero, el Consejo anunció que necesita una semana más para anunciar el gobierno.

En medio del caos, el EI ha aprovechado el vacío político para ampliar su presencia en Libia. El grupo se apoderó de la ciudad de Sirte, saqueó yacimientos petroleros y ejecutó a un grupo de cristianos egipcios.

“La primera tarea para el nuevo gobierno libio y sus socios internacionales debe ser atraer a aquellos libios que actualmente se oponen al mismo. Como mucho, el acuerdo firmado recientemente debería ser el inicio, y no el final, del proceso de paz”, advierte la ICG.

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